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"Una bomba que estalla en la DC",por Ascanio Cavallo, blog.latercera.com/blog/murodepolitica/entry/una_bomba_que_estalla, 10 de Diciembre 2009, Chile

"Una bomba que estalla en la DC", por Ascanio Cavallo

Dec. 10 , 2009

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Publicado en La Tercera, 10 de diciembre de 2009

La confirmación, por el juez Alejandro Madrid, de que el ex Presidente Eduardo Frei Montalva fue asesinado mediante la inoculación de sustancias venenosas despeja provisoriamente la nebulosa que ha rodeado a ese episodio por casi tres décadas. El juez ha declarado la existencia de un crimen -lo que ya es bastante- y además ha descrito un procedimiento de la ordinariez propia de la CNI, sacando de escena a los súper agentes, las armas bacteriológicas y los genios de la invisibilidad.

Sin embargo, para los que han sido escépticos respecto de la intriga -incluido este columnista, aunque en verdad la única que debe ser excluida desde el comienzo es su hija Carmen Frei-, el auto de procesamiento dictado por Madrid mantiene tantas interrogantes abiertas como las que cierra. Dejemos de lado la ausencia de autor y circunstancias exactas, porque lo primero es la verificación del crimen. Por la misma razón, queda pendiente la rara calificación de homicidio simple para un delito que cumpliría con todas las calificaciones posibles. Posterguemos también el incidente confuso de lo que unos llaman "autopsia" y otros "embalsamamiento", discrepancia según la cual dos médicos de la Universidad Católica podrían ser encubridores del crimen o bien ayudistas en el proceso de convertir la muerte en un hecho político, con la exhibición del cuerpo del ex Presidente durante casi cuatro días en la Catedral.

El nudo del caso no anda por esos rumbos, sino por la inculpación, en calidad de autor, del doctor Patricio Silva Garín, ex subsecretario del mismo Presidente. Esta acusación instala una bomba en el corazón de la Democracia Cristiana, porque arrastra no sólo a un hombre de confianza (del Presidente y de su partido), sino también, aunque sea de modo solapado, al ex ministro Patricio Rojas y posiblemente -lo que aún no sabemos- a otros médicos de la confianza de Frei. Ellos han sostenido que Silva se encontró con un cuadro estragado por la primera operación, ejecutada por otro hombre de confianza, el doctor Augusto Larraín, primo de Andrés Zaldívar.

Como a Larraín en el primer caso, se podría imputar a Silva no haber detectado el veneno, haber dado un medicamento inseguro o cualquier technicality parecida. Pero hay un abismo entre eso y acusarlo de participar en el crimen. Es un salto lógico que lanza el caso hacia otras dimensiones.  

Aquí ya no se trata del chofer Luis Becerra, un hombre modesto que pudo ser llevado a la condición de informante por una adecuada combinación de dinero y miedo, como hicieron la Dina y la CNI con decenas de choferes, asistentes, secretarias, auxiliares y militantes de a pie. Nada de eso: se trata de médicos que fueron altos funcionarios y personas de confianza, tanto del Presidente como de parte de su familia. Si hubo gente de ese calibre dispuesta a participar en la eliminación del líder y símbolo máximo de la DC, entonces es inimaginable lo que podría encontrarse en escalas y sucesos inferiores de ese partido en esa época. Aquí, la idea del magnicidio empalidece frente a la de un cuadro pesadillesco de traiciones y crímenes en la cúpula de la familia. La explicación judicial, en este caso, implica una turbulenta explicación política.

Se ha especulado en estos días acerca de la extrema cercanía del auto de procesamiento con las elecciones, como si el juez pudiese calcular el efecto de su decisión. Sería más sano preguntarse si es posible que una revelación como esta influya en los comicios del domingo. La respuesta más razonable es que, de haberla, esa influencia será muy baja en forma directa.

Sin embargo, es muy probable que opere de manera indirecta, esto es, clausurando una vez más la posibilidad de que votantes democratacristianos se plieguen a proyectos y a candidatos distintos de Frei Ruiz-Tagle. En el mundo de la DC y sus adláteres, la confirmación del asesinato seguramente representará una confirmación simbólica de que, al menos por ahora, no es imaginable la emigración de ese partido al ámbito de la derecha, que es la parte de sus respectivos proyectos en que más coinciden Sebastián Piñera con Marco Enríquez-Ominami, aunque por razones muy diferentes.

Por Ascanio Cavallo
Decano de Periodismo, UAI.

"Una bomba que estalla en la DC",por Ascanio Cavallo, blog.latercera.com/blog/murodepolitica/entry/una_bomba_que_estalla, 10 de Diciembre 2009, Chile